De
entrada se asegura que sí es posible construir un país en el que se viva bajo
los parámetros expuestos, pero así como se
afirma, es responsable también exponer cuáles serán las exigencias a las que
habrá que dar cumplimiento, para que se cumplan tales objetivos.
Nuestro
amado Libertador Simón Bolívar, durante toda su vida, manifestó gran apego y
respeto por la educación como la gran formadora y modeladora de verdaderos ciudadanos,
tal es así, que entre otros de sus pensamientos
que se han encontrado en sus escritos,
expone:
“Las naciones marchan hacia el término de su grandeza
con el
mismo paso que camina su educación”
Y otros que valen la pena destacar en este sencillo
escrito son:
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades”
Así como:
“Un ser
sin estudios es un ser incompleto”
El
legado que nos viene del hombre más grande nacido en América, involucra
elementos indispensables para el logro de tales fines como son los valores, y si
vamos a referimos someramente a los principios que hacen posible la formación
de individuos aptos para la sociedad, que en síntesis son de los que depende la
construcción de la nación que soñamos, queremos y necesitamos, se hace indispensable
mencionar por una parte, los que se consideran fundamentales: respeto, responsabilidad, decencia, compromiso,
puntualidad y girando todos en torno a la ética como rectora de las actitudes que
deben manifestarse, con el ejemplo, en todo buen ciudadano. Como
complemento determinante a este requerimiento, es importante destacar el rol
que deberán asumir los padres en la constitución de verdaderos hogares,
considerados estos por excelencia, como células de las familias y sociedad.
En
este sentido cabe destacar que, existen
marcadas diferencias entre lo que es vivir en una casa y lo que es formar un
hogar. Sociólogos y expertos en esta materia exponen que tales
discrepancias están relacionadas directamente con: la comunicación, el afecto y
presentación de modelos que de parte de los padres se deben proyectar a quienes
coexisten en un núcleo familiar. En otras palabras, cuando se vive por vivir en
una casa, las interrelaciones que expresan sus miembros, no se desarrollan bajo
un clima de hospitalidad, amor, cordialidad, generosidad, respeto ni amistad,
etc. Por el contrario, en un hogar, la mayoría de sus integrantes, comparten
desde los alimentos, hasta las situaciones que les presenta la cotidianidad.
Todo
lo anterior invita a reflexionar y más allá, a actuar en pro de la conformación
de verdaderos hogares, por lo que se hace urgente trascender en los hijos con
modelos de vida que les permita ubicarse en una sociedad exigente en la que hoy
por hoy debe ser marcada por buenos comportamientos que, apegados a Valores y
Principios, eleven la condición de vida de quienes las integran.
Otro ámbito al que habría que poner
atención, si queremos desde ya dar pasos hacia la construcción de un país distinto al que hoy tenemos, es la
escuela por constituirse como el centro de formación y capacitación de los jóvenes
que van hacia una vida profesional. En este sentido, la labor del maestro
deberá estar dirigida a no sólo instruir, sino con su ejemplo a educar, por lo
que se requerirá de la participación de hombres y mujeres comprometidos que
posean, entre otras de sus actitudes y/o capacidades, una muy especial
condición humana. En este orden de ideas, se
hace imperioso distinguir entre lo que es un docente y lo que es un educador.
Un
docente lo identifico como un profesional que, gracias a sus esfuerzos, logra
obtener un título en cualquiera de las áreas del conocimiento y que está
plenamente autorizado por el estado, para brindar importantes nociones en lo
que corresponde a su especialidad. Un educador, además de contar con las
características anteriores, aprovecha su misión de vida, el momento social e
histórico para trascender en sus alumnos a través del ejemplo que le marcan sus
valores: es puntual, responsable, respetuoso, decente, empático y mucho más
allá, comprometido con lo que hace; es decir, no se queda en una clase, va más
allá porque comprende y valora a sus alumnos.
Los
dos (2) importantes ámbitos abordados hasta el momento, deben trabajar en mutua
coordinación y teniendo siempre en cuenta que el objetivo que se persigue es
formar ciudadanos dignos y comprometidos con su nación.
Y
no por ser los últimos son los menos importante, tenemos los sectores sociales
que, representados por instituciones, medios de comunicación y demás
organizaciones, deben dar sus mejores aportes para el logro de los objetivos
planteados, siempre dando cumplimiento serio, cabal de sus misiones y responsabilidades;
es decir, integrar bloques que brinden apoyo a los jóvenes, que a través de sus
estudios requieren obtener experiencia laboral, profesional y gerencial que sólo
ellos pueden ofrecer.
Una
nación próspera, segura y que ofrece oportunidades a sus ciudadanos, nace como
resultado de importantes esfuerzos que imprimen los entes que en ella hacen
vida y, si nos disponemos a trabajar para lograr este cometido, habrá que
considerar el legado de nuestro Libertador, así como también, la presencia y
cooperación de los sectores que integran la sociedad.
Finalmente,
si claros en que debemos dejar a los que vienen después de nosotros, una
herencia noble y tangible conformada por altos niveles de seguridad y
estabilidad social, no cabe duda que habría que poner en práctica y fusionar buenas
voluntades y espíritus cooperativos de los entes mencionados, con los más elevados principios de unión,
solidaridad que, venidos de los sectores ya integrados, nos permitan lograr ese
país que queremos y que desde el seno de las familias, se constituya como
garante de los sueños de nuestro niños, por ser ellos el futuro.
José Eduardo
Orozco
No hay comentarios:
Publicar un comentario