¿Y será que ahora los
venezolanos
tendremos un
gobierno normal?tendremos un
Por José Eduardo Orozco
Inicio la expresión o título del
escrito, con un breve análisis y haciendo énfasis en una serie de aspectos que
desde lo social, familiar, económico, político y moral, han mantenido
angustiado y a la expectativa, a un importante sector de nuestra golpeada
sociedad.
El gobierno actual, mal llamado bolivariano y así lo expreso porque, en ninguna parte de la historia donde se relata la vida y obras de nuestro amado Libertador, se conocen expresiones como las que utilizan representantes de las más altas esferas del poder, que en sus diferentes presentaciones y alocuciones, descargan una serie de improperios en contra de todos aquellos que no piensan como ellos.
Se trata de que en catorce largos años
de gestión gubernamental, se han acumulado deudas de toda naturaleza, para con
quienes habitan esta bella, pero muy maltratada nación, acompañadas, como puede constatarse a través de los
diferentes medios de comunicación de insultos, vulgaridades, expropiaciones,
persecuciones, inseguridad, y lo que más angustia a padres de familias y jefes
de distintas organizaciones, son las constantes manifestaciones de odio y
resentimientos que vienen por parte de los que hoy dirigen los destinos de la
nación.
De lo anterior se pudiera inferir que,
muchos de nuestros hermanos venezolanos han copiado las actitudes mencionadas y
las han convertido en cultura o modelo de vida, razón por la que un alto
porcentaje de niños, jóvenes y adultos, están utilizando muy mal nuestro idioma
en los últimos tiempos, así como también, el actuar alejados de principios y
valores que deberían identificar y caracterizar a las familias venezolanas.
Como
ciudadano: Doy a vecinos, amigos y habitantes en general constantes
muestras de respeto, solidaridad, decencia y fundamentalmente cuando se trata
de las leyes, esperando de esos grupos lo mismo pero, en la cotidianidad no es
lo que está ocurriendo.
Como
profesional: Que lo avalan años de experiencia, observo con enorme
preocupación un deterioro marcado y constante del hecho educativo, donde los
resultados que están dejando distintos esfuerzos que vienen, tanto de la
gestión pública como privada, dejan mucho que desear. En este sentido, y desde
la honestidad, no creo serio, responsable ni oportuno conformarse o consolarse
con cosas medio hechas o mediamente buenas. O se hacen bien, o no se hacen.
Como
padre: Encuentro que después de haber invertido tiempo, dedicación,
esfuerzos y esperanzas en mis hijos, para convertirlos en excelentes personas,
ciudadanos y profesionales al servicio del país, hoy, producto de todo lo que
ha ocurrido en más de una década de gobierno, la familia se ha desmembrado
porque la mitad de ellos están haciendo vida y prestando sus servicios en otros
países. En este aspecto, comparto con mis amigos lectores la tristeza de haber
tenido que escuchar que dos de mis hijas, ingenieras de profesión y en
especialidades de importancia para el desarrollo de Venezuela, manifestaron sus
deseos de irse a vivir fuera del país porque, “no estaban dispuestas a
solicitar un carnet politiquero para trabajar, ser obligadas a ponerse una
franela roja, ser secuestradas o asesinadas por el hampa que campea en esta
nación”. Lo mismo ocurre con otros dos de mis hijos que aún están con nosotros,
quienes graduados también, están haciendo arreglos para servir en otras
latitudes.
Como
comunicador: Con la seria responsabilidad de estar al frente de un programa
radial educativo, que llega a todo el territorio nacional, los fines de semana,
a través del Circuito Actualidad de Unión Radio, por ya cumplidos catorce años,
siento que poco se ha hecho para hacer cumplir la Ley de Responsabilidad Social
en Radio y Televisión, porque existen pocos espacios que realmente sirvan de
apoyo a padres y demás organizaciones que, dentro de su misión, apoyan a las
comunidades. En este sentido, habría que revisar la programación de los
diferentes medios y ajustarlas a las reales necesidades de las familias,
ofreciendo material de interés donde informar y educar es determinante.
De lo expresado anteriormente, surgen, más que dudas, inquietudes por lo
pudiera ocurrir a corto plazo en el país y retomando el título ¿Y será que ahora los venezolanos tendremos
un gobierno normal?, expongo lo siguiente:
1.
¿A partir de ahora y como resultado
de los últimos comicios presidenciales, se garantizará la adecuada inversión
que exige una educación de calidad y que gire en torno a los valores como
respuesta a la solución definitiva de los problemas?. En este orden, invito a
reflexionar considerando el pensamiento del Libertador que dice: “Las
naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso que camina
su educación”.
2.
¿Se considerará la salud como
vital, y se procederá a rescatar hospitales y demás centros de salud de modo
que, todo aquel que recurra a estos servicios sea tratado con respeto y
dignidad?
3.
¿Pasará a ocupar un sitial
privilegiado la seguridad y dejarán de producirse, por parte de los grupos
delictivos, tantas pérdidas humanas como hasta ahora ha ocurrido?
4.
¿Serán utilizados de manera óptima,
congruente y responsable los recursos de la nación, para atender las urgentes
necesidades que tienen los habitantes?
5.
¿Habrá por parte del Ejecutivo un
manejo moderado de los medios de comunicación y adicionalmente, el trato
respetuoso que merecen los ciudadanos?
6.
¿Se podría asegurar que de las
experiencias pasadas quienes dirigen los destinos del país, dejarán de regalar
a otras naciones lo que por ley y derecho corresponde a los venezolanos, para
superar sus dificultades y se construya una plataforma en la que se dé inicio
al tan ansiado desarrollo?
7.
¿Se llamará a formar parte del
equipo gubernamental personas realmente capacitadas, comprometidas con el
avance que clama la nación y no, a individuos resentidos que más que resolver
problemas o aclarar situaciones, oscurecen la gestión gubernamental, actuando o
expresando en sus declaraciones cosas como por ejemplo: “Al que no le guste la
inseguridad que se vaya del país”?
8.
¿Se retomará el turismo como
alternativa de captación de recursos y más allá, como parte de la elevación de
la calidad de vida, que desean los venezolanos?
9.
Considerando que, el maestro es
fundamental para la formación de auténticos ciudadanos y que del desempeño
excelente de tan importante figura, depende la creación de la conciencia
colectiva de respeto, responsabilidad y decencia que necesitamos, ¿se procederá
a revisar las condiciones de vida, profesionales, económicas, sociales, etc.,
de estos personajes, y a establecer nuevas exigencias por parte de las
instituciones responsables de su formación, a fin de garantizar que los
egresados de tales Casa de Estudios, estén alineados a nuevos paradigmas de acción,
compromiso social y reforzamiento del pensamiento democrático?
10.
¿Será tratado el asunto de la seguridad social
de todos los sectores de la sociedad, con la preponderancia que requieren para
su avance y proyección futura?
11.
¿Tendrán nuestros mayores el trato, consideración y ayudas para que alcancen terminar
sus días con la felicidad y atención que tanto merecen?
12.
¿Se depurarán los cuerpos policiales?
13.
¿Se elevarán los niveles de calidad de vida de
los funcionarios: seguridad social, vivienda, hospitalización, etc.?
14.
¿Se incrementarán las exigencias de ingreso
para todos aquellos interesados en formar parte del tan indispensable sector de
la seguridad?
15.
¿Se diseñarán mecanismos que permitan limar
asperezas entre las partes sociales, hoy divididas como resultado del discurso
oficial?
16.
¿Se dará cumplimiento a las leyes creadas a
fin de establecer el orden social, que tanto necesita el país como por ejemplo,
las enfocadas a la seguridad, los medios de comunicación, motorizados, Código
Civil y niños, niñas y adolescentes?
17.
¿Se atenderá a la brevedad posible el grave
problema de la paternidad irresponsable, causante entre otras cosas de la
marginalidad y el maltrato a la mujer venezolana?
18.
¿Se actuará, desde cualquier nivel del
ejecutivo nacional y de ahora en adelante, a través de los organismos
judiciales correspondientes para realizar las investigaciones que pudieran
surgir y que sirvan para aclarar y
actuar frente a las múltiples situaciones, y no con base a caprichos
personales?
19.
¿Se asegurará que la selección de jueces, y
demás miembros del Tribunal Supremo, será por los mecanismos legales
meritocráticos establecidos?
20.
¿Se harán las inversiones necesarias en el
sector agrícola y ganadero, para garantizar la producción de alimentos y no
seguir dependiendo de importaciones, que tanto perjudican a nuestros
trabajadores del agro?
21.
¿Se atacará el problema de la corrupción, con
todo el peso de la ley, y se establecerán las responsabilidades
correspondientes?
22.
¿Saldrán en libertad todos aquellos que están
pagando condena por delitos que no han cometido, o en el peor de los casos, que
están bajo las sombras de una prisión por las injusticias, abusos de poder y
los excesos que todos conocemos?
23.
¿Podremos disfrutar, a corto plazo, de buenas
carreteras y de servicios públicos de calidad?
24.
¿Tendrán vivienda u oportunidad de contar con
una propia, nuestros jóvenes, egresados de las diferentes universidades del
país?
25.
¿Se diseñarán programas que, relacionados al
deporte, ocupen a nuestros niños y jóvenes, en actividades que los alejen del
vicio y delincuencia?
26.
¿Se atenderá la población penal con la
importancia que amerita la re-educación de estos “también venezolanos”, es
decir, crear condiciones y actividades que permitan una mejor formación humana,
para que puedan acceder a su reinserción a la sociedad?
Lo anterior, son solo algunas
interrogantes de las que sería muy importante obtener prontas respuestas, pero
no a través de discursos mediáticos o demagógicos, sino con la acción
determinante que debe ejercer un verdadero gobierno que piensa en el bienestar
de la gente, y no solamente en un sector.
Serán seis (6) años más de gestión que
pronto se iniciará, y si no se hacen los correctivos necesarios, seguiremos
perdiendo, no solo vidas humanas por la inseguridad reinante, sino también la
oportunidad de crecer como sociedad.
Para nadie es noticia que existen, en la
actualidad, elevados niveles de insatisfacción que nos afectan, y por lo que es
urgente que el reelecto gobierno actúe en pro de la creación de comunidades
justas, unidas y en consecuencia, que
seamos capaces de entender que el futuro lo hacemos todos, dando cada
quien lo mejor como aporte a este ascenso social que tanto merecemos.
Llegó el momento de actuar y de exhibir
desde todas las esferas sociales, un óptimo desempeño en cada una de las áreas
que nos competen. Basta de quejarse y denunciar cosas vacías y sin fundamento.
Debemos ser serios, porque el desarrollo de la nación exige la participación de
los mejores, para superar la crisis moral que nos minimiza cada vez más.
Así mismo, hay que trabajar con lo mejor
que tenemos desde las familias como células de la sociedad, para desdibujar y
superar paradigmas equivocados de comportamiento y más aun, el que nació y se
fundamenta en el hecho de “esperar que todo me lo den”,
entendiendo y valorando en este sentido, el rol que juega un gobierno decente,
responsable, solidario y en el que participen servidores públicos honestos,
como punto determinante para el logro de tan preciada meta.
A partir de este momento, es deber de
todos ofrecer sus mejores servicios, y para ello la participación de la empresa
privada y demás organizaciones es fundamental. Lamentablemente, algunas
instituciones han caído en un vacío existencial y de duda, por las actuales condiciones
de seguridad social inexistentes.
Los venezolanos tendremos lo que nos
merecemos, toda vez que logremos imprimir el mejor de los esfuerzos para salir
adelante. Nuestro futuro no está en manos solamente del gobierno, eso es solo
una parte, pero es responsabilidad de todos. Es sinergia lo que debemos
incorporar para obtener resultados positivos, es respeto, decencia y
dedicación. Basta de la queja y el descredito, que hasta ahora flaco favor ha
hecho en el propósito de crear un clima social favorable para el fomento de las
buenas relaciones humanas.
Si no actuamos ahora, con lo mejor de
cada quien y desde donde nos encontremos, difícilmente superaremos tantos
escollos familiares, políticos y sociales. Por ello, haciendo mención del
pensamiento de un venezolano ilustre, como lo fue Francisco Tamayo, quizá
comencemos a entender la verdadera dimensión en la que debemos ubicarnos, para
conocer la misión que la historia nos ha encomendado:
“A Venezuela hay que quererla
mucho, no con discursos y palabras bonitas, sino con hechos, con obras”
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